Monday, June 11, 2007

Quién tuviera un carro como ese!

SOCIEDAD
¡Quién tuviera un carro como ese!

Roberto Santana Rodríguez

LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - "¿Cuándo podré tener un carro como
ese?", se preguntaba un joven "botero", taxista por cuenta propia en
Cuba, en cuyo auto me trasladaba en la capital para realizar varias
gestiones.

El joven, estaba al volante de un VW Jeta de los años noventa del pasado
siglo, auto bastante moderno en comparación a los que circulan en Cuba.
Hizo la pregunta de marras cuando en un semáforo se hizo a nuestra vista
un flamante Toyota 4X4 todo terreno con chapa negra, diplomática.

-Un día, no pierdas la esperanza, que eso es lo último que se pierde,
tal vez las cosas cambien un día -le respondí tratando de infundirle
ánimos, mientras pensaba: Aspiración válida, pero no te das cuenta de
que ya tienes un tramo adelantado con este carro, que yo y otros tantos
no podemos ni soñar con tener en este país.

Se trata de una de las aspiraciones de cualquier joven cubano y de otros
compatriotas no tan noveles. Meta que se convierte a veces en quimera
inalcanzable, por las grandes trabas que se enfrentan en la Isla para
adquirir un auto.

Equivocado que estaba yo, al parecer, porque en el transcurso de la
conversación me dijo que manejaba el carro por un por ciento de las
ganancias del "boteo". El VW es propiedad de la madre de un amigo. Lo
pudo comprar porque trabaja en negocios de españoles en Cuba.

Un cubano promedio, que sea "internacionalista" en cualquier esfera,
medicina, construcción, vanguardia y come candela, pincho, mayimbe,
marinero o piloto, etc., al regreso de la "misión" o de los viajes, y
según la cantidad de dinero que haya acumulado, podrá aspirar a comprar
un carro de segunda o tercera mano.

Como próximo paso para adquirir el automóvil deberá tener una "carta"
firmada por el ministro de su ramo y otra suscrita por el secretario
ejecutivo del Consejo de Ministros, Carlos Lage Dávila, que es quien da
el visto bueno, autorizando la compra, y después podrá ir a la agencia
perteneciente a Cubalse. Tal vez tenga que sobornar a alguien para que
se agilicen trámites previos. Entonces podrá comprar, no el modelo o
marca que desee, sino el que haya en existencia en ese momento, porque
en este país hay que agarrar lo que venga y no ponerse a esperar por lo
que está volando y que tal vez jamás nos será asequible, ya sea un Lada
(10 mil CUC), un Tico (2 mil), un Peugeot (4 mil o 5 mil), o en el caso
de la madre del amigo de nuestro joven botero, un VW Jeta de los 90, que
costó 6 mil chavitos.

Otra opción a mencionar para comprar un carro en Cuba es casarse con una
extranjera residente en la Isla, que por su condición de foránea sí
puede comprar el auto que desee. Ella pide la carta, y el carro tendrá
chapa HK (perteneciente a un extranjero). Es sabido que los bienes
adquiridos en el matrimonio pueden ser divididos entre ambas partes en
caso de divorcio. Después de varios años de "feliz unión conyugal", se
produce la ruptura, ella cede el auto al ex marido y el auto queda
"legalizado". En el interín corrió el dinero por miles.

También los músicos de primera línea, los deportistas (los mejores), y
los altos dirigentes del estado y el Partido Comunista, que lo tienen
garantizado por naturaleza, pueden tener buenos carros en Cuba.
Inexistentes son las posibilidades de los macheteros y médicos que en
décadas anteriores disfrutaban de esa prerrogativa, según los "méritos"
que lograran acumular.

Esto es en cuanto a los carros "modernos". Sí se pueden comprar
"libremente" carros en Cuba, dígase aquí los llamados "almendrones",
carros americanos o de cualquier nacionalidad con cinco o más decenios
de explotación que el cubano, en uso pleno de su pródiga inventiva, ha
mantenido rodando a través de los años, y que valen una millonada,
inaccesibles para la gran mayoría de los nacionales. Estos son los
automóviles que poseen "traspaso". El traspaso, una palabrita que se las
trae en Cuba, ¡Cuantas cosas se han hecho en este país en casi 50 años
con las motos y los carros que no lo tienen!

Por otra parte, un cubano exilado de visita en el país, aunque tenga el
dinero, no puede comprar un coche a su familiar residente en la Isla.
Como dijo el joven botero:

-Para eso tendría que comprar la carta, que están a 3 mil fulas.

-¿Y estaría a nombre del real propietario?

-Socio, ¿de qué planeta tú caíste? Nada, con un dinerito arriba se la
ponen a su nombre y resuelve, asere, aunque el carro le costaría un Potosí.

Llego a mi destino y queda interrumpida nuestra conversación, le pago
los 20 pesos de la carrera y le deseo suerte en sus propósitos, entre
los cuales se cuentan: ponerle aire acondicionado al VW Jeta, que le
cuesta 600 chavitos, porque cuando lo compraron no lo traía y reponerse
del golpetazo que representó la caja de bolas que le tuvo que comprar a
un mecánico particular en 50 CUC, porque este auto no tiene agencia en
el país para adquirir piezas de recambio, todo tiene que comprarlo por
la izquierda.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/jun07/11a8.htm

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