Monday, June 11, 2007

LOS "RESULTADOS" DEL DIÁLOGO

LOS "RESULTADOS" DEL DIÁLOGO
2007-06-10.
Osvaldo Alfonso Valdés, Ex Prisionero de Conciencia de la Causa de los
75 y Analista Político de Misceláneas de Cuba

La participación en la reciente Audiencia en el Parlamento Europeo, en
la cual se analizó la efectividad o no de la llamada "Posición Común",
ha servido para conocer a profundidad, a quienes allí estuvimos, que en
realidad tal posición no es común. Es sabido que no todos en el seno de
la Unión Europea comparten la actual postura mantenida con el régimen
cubano, y que se trata del resultado de consensos producto del estilo de
trabajo comunitario. Países como la República Checa y Suecia, por
ejemplo, difieren de la actitud española.

La tendencia, promovida ante todo por España, tiende incluso a la
eliminación de las medidas adoptadas en el 2003 a raíz de la
encarcelación de 75 disidentes cubanos. En otras ocasiones, hemos
argumentado la esterilidad de la política actual, en la cual se le trata
a la tiranía con condescendencia mientras esta continúa reprimiendo a la
oposición pacífica y mantiene muy clara su postura inmovilista. Según lo
que proclama la Posición Común, su objetivo es contribuir a los cambios
hacia la democracia. Sin embargo, se ignora la valoración que sobre esta
política ha expresado el más amplio sector de la oposición democrática
pacífica.

Los voceros de la dictadura declaran que el diálogo debe estar basado en
lo que ellos llaman el "el respeto mutuo", entiéndase esto por lo que
afirman, falazmente, que es respetar la voluntad del pueblo cubano de
seguir con el sistema socialista, voluntad que nunca se ha podido
expresar libremente, pues las leyes del país sólo reconocen "libertades"
para apoyar ese sistema, y el ejercicio de las misma con otros propósito
es además punible. Esto significa, digámoslo una vez más, que el
Gobierno de Cuba no está abierto a hacer concesiones que signifiquen el
respeto a los derechos de los ciudadanos, pues saben muy bien que sería
la pérdida del poder, sea incluso a largo plazo.

La posición española, que es la que marca la política europea hacia
Cuba, tiene como táctica no irritar al régimen, es decir, no hacer
exigencias que obstaculicen el diálogo. Esto último no deja de ser una
contradicción, pues las exigencias de respeto a los derechos políticos y
sociales, la liberación de los presos políticos y el fin de la represión
contra los demócratas pacíficos, es precisamente lo que irrita a la
dictadura pues sobre ello se sostiene su poder.

Hay otros argumentos sostenidos por los partidarios del llamado diálogo.
Se trata de que existan dentro del régimen elementos reformistas a los
cuales hay que dejarle puertas abiertas para poder influir y que esos
serían determinantes en un proceso de cambios. Indudablemte, la
existencia de esos elementos dentro del régimen, es algo que no podemos
ni negar ni afirmar, pues cualquier referencia concreta no pasaría de
ser pura especulación. En todo caso, el verdadero poder en Cuba está en
manos del sector más ortodoxo y recalcitrante, y los otros, por el alto
precio que pagarían, no pueden expresarse. El llamado diálogo es
entonces no con los reformistas, si es que existen, si no con esos que
no quieren cambiar nada y utilizan estas cortinas de humo precisamente
para darse tiempo, mientras no dejan de aplastar dentro de la isla a
quienes realmente se le oponen.

Los puntos de vista críticos, ya lo hemos dicho, del más representativo
sector de la oposición no están siendo tenidos en cuenta; son en la
práctica ignorados, pues no son nuevos los señalamientos hechos de que
la política de acercamiento con la dictadura, sin ningún tipo de
exigencias firmes, es además de inútil, contraproducente.

Hay sin embargo, otro sector, evidentemente minoritario de la
disidencia, que sí aplaude dicha política. Recientemente se ha hecho
pública la reunión del embajador de España en La Habana en la que
participaron representantes de ese sector que se autodefine como
"moderados". Luego de afirmar que recibieron información detallada
sobre las conversaciones, el comunicado de este grupo afirma que las dos
cancillerías deberán encontrar "estrategias imaginativas e inteligentes
para enfrentar el desafío de quienes se oponen tanto dentro como fuera
de Cuba al diálogo y sus resultados positivos".

Este señalamiento en referencia a que existen quienes se oponen al
diálogo "y sus resultados positivos" expresa, por decirlo del modo mas
"moderado", una afirmación inexacta. Los únicos que se oponen realmente
a los resultados positivos del diálogo son los que se sientan en un
extremo de esa mesa de conversaciones y es el propio régimen, pues éste
se niega a liberar a los presos políticos, a dejar de reprimir a la
oposición democrática, a respetar los derechos de los cubanos y a la
apertura democrática. Esos serían los únicos resultados positivos que
podría tener un diálogo que está encaminado a lograr lo que realmente
necesita Cuba.

Los que se oponen a la actual política española dentro y fuera de la
isla, lo hacen no a un diálogo con dignidad, si no a un intercambio
retórico e inútil que es tomado por la tiranía para disociar y alejar la
posibilidad de discutir realmente sobre las verdaderas transformaciones
que Cuba necesita.

Ante un régimen como el cubano, sentarse a conversar cuando previamente
ha dejado claro su postura inmovilista, y lo ha dejado claro no sólo en
declaraciones, si no en la política diaria en la isla, y podemos verlos
en las noticias que cada día llegan, sólo contribuye a legitimarlo, a
alejarse de quienes realmente dentro y fuera de Cuba quieren claros y
trasparentes pasos hacia la libertad. Esos se alejan también, no ya de
la oposición, si no incluso de esas pacificas mujeres, Las Damas de
Blanco, que el régimen difama, hostiga y reprime, por pedir la libertad
de sus familiares injustamente presos, lo cual es la primera demanda de
los quienes abogan por un verdadero diálogo con dignidad.

Si la Unión Europea quiere realmente contribuir a la transición
democrática en Cuba, debe ante todo tomar en cuenta a quienes
radicalmente luchan por ella sin dejar de ser pacíficos, y basar su
política no en supuestos ni en intereses mayores o menores que se
aparten del propósito que proclaman, sino en principios claros a favor
de la necesidad urgente de que los pasos a la libertad y la democracia
se inicien en la isla.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10436

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