Tuesday, June 05, 2007

La vigencia de la santería en Cuba

La vigencia de la santería en Cuba
RELIGIÓN - 06/03/2007
Mar Marín/efe

La Habana — En Cuba, como dice un viejo refrán, "quien no tiene de congo
tiene de carabalí", lo que significa que millones de cubanos tienen
ancestros africanos y practican la religión afrocubana, que requiere una
gran dosis de disciplina y no pocos sacrificios económicos para sus fieles.

Ya entrado en los 40, el habanero Orestes decidió pasar de las consultas
con santeros a algo más serio y se propuso "hacerse santo", como se
conoce al acto de iniciación en la religión afrocubana.

Orestes, que se gana la vida como albañil en La Habana, pidió consejo a
su padrino espiritual y siguió los pasos que le marcó hasta descubrir
que su ángel de la guarda, su santo, es Babalú Ayé, San Lázaro en el
catolicismo.

En las ceremonias iniciáticas gastó un presupuesto asequible a su
bolsillo, alrededor de 200 pesos cubanos (unos 8 dólares) por cada una,
pero el proceso comenzó a complicarse después.

Su primer santo fue Yemayá Olocún, la diosa de las profundidades del
mar, que le costó 500 pesos cubanos (unos 20 dólares), y calcula que
Babalú Ayé no le saldrá por menos de 25,000 pesos (unos mil dólares),
una cifra desorbitada para el cubano de a pie, que cobra un salario
medio oficial de entre 15 y 20 dólares mensuales.

El presupuesto incluye los "derechos" del babalao (sacerdote de Ifá) que
dirigirá la ceremonia, la comida y bebida de sus acompañantes en este
"camino", el sacrificio de los animales consagrados al santo y la compra
de la ropa blanca que tendrá que vestir durante un año.

"No sabía que me iba a costar tanto, pero todo ha subido mucho, desde la
comida a los animales, así que tengo que ahorrar aunque no se cuánto
tiempo me va a llevar reunir el dinero", explica Orestes.

Recuerda que cuando empezó a acercarse en serio a la religión "estaba
físicamente mal, enfermo, no tenía alma para trabajar, no dormía, y
ahora mi vida ha cambiado". Pero, además de la salud, "mi suerte ha
cambiado. Los problemas de trabajo los tengo resueltos y presiento las
cosas", dice.

Después de esta transformación "me doy cuenta de que ya no puedo parar.
Ahora me tengo que hacer otro santo y será Babalú Ayé", asegura.

En su casa de Centrohabana, Regino, un experimentado babalao, muestra
orgulloso las tres soperas que guardan los secretos de cada uno de sus
santos.

Según Regino, "hay que trabajar para salir adelante, pero la religión te
ayuda a aclarar la cabeza para ver por dónde puedes tirar. No basta sólo
con la religión pero es cierto que mi vida cambió". Regino defiende que
la religión puede transformar la vida de las personas, aunque reconoce
que a veces el precio es alto.

"A un extranjero le puede salir un santo como Ochún por 4,000 dólares y
una consulta le puede costar una media de 25 o 30 dólares, pero aún así
es más barato en Cuba que fuera", explica.

Natalia Bolívar, especialista en religiones afrocubanas, no se aventura
a hablar de cifras pero afirma también que "hacerse santo" en Cuba es
más barato que en el exterior, incluso para los extranjeros.

"Es cierto que a veces algunos abusan de los extranjeros, pero aquí
viene gente de todo el mundo, de EE.UU., de Venezuela, de México, y por
algo será", apunta la escritora, convencida de que en Cuba están las
"buenas energías".

María, que lleva años metida en el mundo de la religión afrocubana y
luce todo tipo de "protecciones" contra las malas vibraciones, es una
buena muestra del sincretismo religioso que se vive en la isla. En su
casa son frecuentes los "tambores" en honor a algún santo yoruba y las
ceremonias de santería, pero no por ello deja de acudir a la iglesia
católica cada domingo. "Voy a misa desde niña, Dios no rechaza a nadie.
Siempre Dios ha querido que yo esté al lado de él", relata María.

Como ella, son millones los cubanos que compaginan los ritos de la
religión afrocubana con la práctica católica o con la evangélica, cada
vez más extendida en la isla.

¿Cómo ocurrió la fusión?

Existen dos hipótesis prevalentes:

La que afirma que fueron los esclavos africanos los que empezaron a
adorar a sus dioses a través de las figuras de los santos católicos como
una manera hábil de mantener sus creencias y no ser castigados por sus amos.

La que afirma que fue un proceso dirigido por los propios representantes
de la Iglesia como un modo no violento de atraer a estos esclavos a la
fe católica.

Fuente: adaptado del portal www.bitacoracubana.com.

El sincretismo religioso en la isla

En Cuba se conoce como religiones sincréticas a la práctica extendida
entre la población de rendir culto a los dioses africanos de la cultura
yoruba (yorubá) conocida como Regla de Ocha o Santería a través de las
imágenes de los santos venerados en la religión católica. Cada una de
las deidades recibe el nombre genérico de oricha, orisha u orissa, y
tiene su "equivalente" con un determinado santo católico, de acuerdo con
los elementos sincréticos considerados históricamente.

Así nos encontramos, por ejemplo, que Obatalá (Obbatala) ha sido
sincretizada en la Virgen de las Mercedes, o que Changó (Shango) ha sido
sincretizado como Santa Bárbara, etc., en una relación que contempla a
una parte importante de las deidades del panteón yoruba.

Pero esta fusión va más allá de la identificación. Es conocido que los
babalaos y los santeros recomiendan a quienes les consultan realizar
determinadas prácticas y ceremonias dentro de las iglesias católicas lo
que llega a ser más significativo en el caso (como en el de las
Mercedes) en que una iglesia esté identificada con un santo en particular.

El fenómeno del sincretismo no es exclusivamente cubano. Ha ocurrido
siempre que se han "encontrado" dos culturas diferentes y que por
diversas circunstancias coexisten en el mismo espacio y tiempo. Y
obviamente este fenómeno no se circunscribe al ámbito religioso aunque
aquí sólo nos limitaremos a este.

Fuente: tomado del portal www.bitacoracubana.com.

http://www.eldiariony.com/noticias/detail.aspx?section=130&desc=Religi%C3%B3n&id=1651594

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