Tuesday, June 05, 2007

La Cuba de Castro y después...

Diario Las Americas
Publicado el 06-02-2007

La Cuba de Castro y después...

Por Armando Alvarez Bravo

Hace muchos años, recién llegado al exilio en España, escribí en un
ensayo que "Cuba era una invención de sus creadores". Ç

Consideraba como sus "creadores" a los que la soñaron cuando aún era un
imposible, algo inimaginable, y fueron fieles a ese sueño en una época
tan tumultuosa como indefinible que, al paso del tiempo, se convirtió en
la encarnación de una posibilidad a la que entregaron sus vidas.

Cuba encarnó finalmente, y el precio fue incalculable en todos los
órdenes, en el siglo que dejamos atrás.

De igual suerte, tras una historia marcada por sucesivas convulsiones,
avances y logros sin precedente en el marco internacional, ese "milagro
cubano", no exento de tan urgentes como imprescindibles enmiendas, fue
brutalmente tronchado el primer día de enero de 1959, por el hecho más
funesto de toda la historia cubana: la toma del poder por el castrismo.

Durante casi medio siglo, los cubanos hemos padecido la etapa más
trágica, violenta y dolorosa de nuestra existencia. Una experiencia que
fuimos incapaces de imaginar porque, de hacerlo, sin lugar a dudas
hubiésemos descartado esas imágenes que participaban tanto del absurdo
como de la locura. Pero esa pesadilla delirante devino realidad. Una
realidad que muchos, cubanos y no cubanos, por muy distintos motivos,
desconocen o interpretan culpable o erróneamente.

El historiador, ensayista y profesor Marcos Antonio Ramos acaba de hacer
una importantísima contribución al conocimiento y esclarecimiento de esa
etapa con su nuevo libro "La Cuba de Castro y después… Entre la historia
y la biografía" (2007, Grupo Nelson, una división de Thomas Nelson Inc.,
Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América).

Desde su profundamente documentado dominio del tema y desde el peso
específico de unas opiniones caracterizadas por su reflexión y estudios,
Ramos se aparta de los juicios generalizados en torno a la malignidad
abismal de Castro y sus vínculos y relación con la agenda del movimiento
comunista y los movimientos radicales latinoamericanos e, igualmente,
del enjuiciamiento o visión de otros gobernantes cubanos. Ese enfoque,
solidamente fundamentado, es consecuencia de su preocupación por "evitar
el reduccionismo en los enfoques, los mitos creados en torno al
personaje, sus colaboradores y el movimiento que encabezó, y la
tendencia de utilizar excesivamente la imaginación para anticipar el
impredecible futuro del país".

"La Cuba de Castro y después… Entre la historia y la biografía" pone en
manos del lector un supravisión de la realidad cubana que no pretende
volcarse sobre aspectos específicos de la misma, sino estructurar la
totalidad del conjunto para revelar ese tumultuoso devenir nacional, en
que tanto se logró y que lo único que no necesitaba era un caudillo cuya
única obsesión era el imperio de su voluntad y capricho desde el poder
absoluto. Un Fidel Castro tan oportunista como implacable "cuyo proceso
de radicalización tuvo probablemente aspectos coyunturales ante
situaciones especificas y las posibilidades que se le fueron
presentando". Desgraciadamente hemos pagado y seguimos pagando el más
alto y trágico precio por las consecuencias de esa monstruosa evolución
ideológica.

En lo que concierne a la ideología, jamás podremos olvidar que a fines
de 1961, Castro declaró tan enfática como públicamente: "Soy
marxista-leninista y seré marxista-leninista hasta el último día de mi
vida". Y aquí conviene recordar que anteriormente, negando el carácter
comunista de la revolución, había afirmado que esta "era tan verde como
las palmas".

Ambas declaraciones son consecuentes con la mecánica de su oportunista
evolución ideológica, que terminó vinculándolo a la Unión Soviética. En
este punto, es relevante señalar que Ramos muestra en su "La Cuba de
Castro y después…Entre la historia y la biografía", la temprana
infiltración comunista en Cuba y su activa presencia en la política
nacional, que la llevó a condenar las acciones del castrismo contra el
gobierno de Fulgencio Batista. Así, por encima del paso del tiempo y los
cambios históricos y el pulso de todos los matices políticos, Castro es
supremo exponente de la voluntad de poder que nada respeta y sólo
reconoce una identidad y credo: el de su persona.

A pesar de su incesante y magistralmente manipulada visibilidad, la vida
de Castro siempre ha sido un secreto. Su reciente enfermedad y la
evolución de su salud, decretadas "Secreto de Estado", son un indicador
del comienzo del fin de la figura más nociva y maligna de la historia
cubana. De igual suerte, determinan que "el último superviviente de la
política mundial del siglo XX va convirtiéndose en parte de la realidad
de la historia y no de la realidad de cada día. Su deterioro físico fue,
como la inevitable salida del poder de todos los gobernantes, una señal
de las limitaciones a que nos vemos sometidos los seres humanos, así
como los movimientos y proyectos que resultan de nuestras labores".

Es hora de que llegue ese fin. No sabemos lo que nos deparará. ¿Marcará
la hora en que los cubanos podamos entregarnos de lleno y sin peros a la
tarea de hacer que encarne nuestra pendiente posibilidad, que el
totalitarismo castrista robó a nuestro pueblo y a las vidas de varias
generaciones, sumiendo en ruinas y dolor a la Isla?

Ramos precisa desde el fundamento de su cubanía, su honestidad
intelectual y su conocimiento de la historia y los vaivenes del espíritu
del cubano que: "No habrá soluciones por arte de magia ni tampoco
regresos al pasado", aunque aclara ─y precisemos que el totalitarismo
castrista se entregó desde la toma del poder a borrar, a sus fines
políticos y propagandísticos, nuestra historia, cultura, tradiciones y
el caudal de valores que este cristaliza─ que "Los detalles del cambio
son impredecibles, Muchos anticipan una simple continuidad con reformas,
otros vislumbran violencia, algunos anticipan el caos… ¿Quién sabe
realmente?" La respuesta que nos ofrece el historiador es muy diáfana:
"Pero el pasado de los pueblos no puede borrarse por completo". Y
agrega: "Independientemente de fechas y cronologías, se impondrá en
definitiva ese cambio generacional que no sólo está afectando a los del
interior del país sino también a los que viven fuera de su patria". Así,
quiera Dios que nuestros verdugos no sean nuestros "redentores". A su
vez, dicho lo anterior, quiera Dios no ignoremos, olvidemos o
manipulemos nuestra historia reciente para no vernos obligados a
repetirla cuando alcancemos el tiempo de la libertad, la democracia y la
justicia.

Sólo me resta precisar mi gratitud, que debe ser expresión de gratitud
cubana, a mi amigo, el eminente historiador y meditador cubano Marcos
Antonio Ramos, por "La Cuba de Castro y después… Entre la historia y la
biografía". Sus páginas escritas con tanto rigor como visión son
imprescindible aguja de marear para navegar nuestra historia hacia su
pendiente posibilidad de futuro.

"La Cuba de Castro y después… Entre la historia y la biografía" será
presentado el martes 5 de junio, a las 7:00 p.m., en Casa Bacardí,
Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos, Universidad de Miami,
1531 Brescia Avenida, Coral Gables. La presentación estará a cargo de
Jaime Suchlicki Carlos Alberto Montaner, Frank J. Díaz-Pou y Marcos
Antonio Ramos.

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