Saturday, June 09, 2007

INCURSIONES EN LA CASTROPATOLOGÍA (II)

INCURSIONES EN LA CASTROPATOLOGÍA (II)
2007-06-08.
Alejandro Tellería Díaz, MD, PhD*

Alejandro Tellería Díaz, Corresponsal de Misceláneas de Cuba en Alemania.
Hace algún tiempo señalé [1], lo conveniente que resulta exponer
oportuna y transparentemente, los padecimientos del mandatario de una
nación, especialmente, si sus dolencias interfieren, o le impiden
realizar las funciones que de él se esperan.

En este sentido, la última aparición de Fidel Castro, en un vídeo de
casi una hora, no ha aportado ninguna información sustancial; el tirano
ha "reaparecido" más que nada para mostrar que aún está vivo,
-contradictoriamente- señala que su enfermedad no es ningún secreto de
estado, pero sin embargo, elude hablar de una manera precisa sobre el
tema, al decantarse a "disertar" sobre temas intrascendentales, que ni
tienen que ver con la realidad de Cuba, ni con los sucesos más
importantes de la actualidad mundial.

La salud de un mandatario es algo que concierne no sólo a él, sino al
supuesto pueblo que él representa, y cuando la verdad sobre un tema como
este se esconde, pues entonces no está de más intentar descorrer el velo
para mostrar en algo, lo que deliberadamente se trata de esconder de
toda esta situación, una situación que por demás, debe tener su gran
parte de comedia, o mejor dicho, de tragicomedia.

Realizar un análisis como este no es morboso, sino por el contrario,
algo muy conveniente. Además, creo que un individuo como Fidel Castro,
quien ha pasado gran parte de su vida fisgoneando sobre la vida íntima
de amigos y enemigos para dominarlos y extorsionarlos, no merece que se
le tenga ningún tipo de consideración en lo referente al tratamiento de
estos aspectos sobre su vida.

Por ello, esta vez seré más osado, y trataré de develar lo que muy
posiblemente esté ocurriendo tras la cortina de humo lanzada por los
pillos que hoy gobiernan en la maltrecha isla de Cuba. Señalo ante todo
que, gran parte de lo que pueda inferirse de este análisis cae en el
terreno de la especulación, por basarse en: 1) la observación de un
grupo de hechos que han acontecido recientemente en Cuba; y 2) en la
consideración de ciertos conocimientos médicos.

No es preciso ser neurólogo, y quizá ni médico, para darse cuenta que
Fidel Castro ya estaba evidenciando signos de una demencia, mucho antes
que se le precipitase la famosa "crisis intestinal"; ahí están los
ejemplos de sus trastornos del lenguaje (más evidentes que los del
habla) con pausas, e inflexiones anormales de su voz, etc, el de un
Fidel Castro que hace algunos años se equivocaba en relación al número
de provincias de Cuba, el del orador pedante, que últimamente emitía
discursos compuestos por una amalgama de temas insulsos e inconexos [2],
o el caso del osado comandante, que allá por el 2000, cuando se enteró
que en largometraje "Thirteen Days" (basado en la crisis de los misiles)
no lo habían ni mencionado, saltó molesto, para hacer más o menos la
siguiente declaración: haremos nuestra propia película, donde mostremos
como ocurrieron "realmente" los hechos, puedo representarme a mi mismo,
no necesito maquillaje (¡que bárbaro!).

No son pocos los que ya han ido insinuando que el status mental del
comandante ha empeorado tras las últimas operaciones, operaciones que de
haber tenido lugar tienen que haberse realizado inevitablemente bajo
anestesia general.'

En casi todas las latitudes existe una especie de temor "folklórico"
sobre los riesgos de una anestesia. La mayoría de esos temores son, hoy
por hoy, infundados, debido a que los progresos en las técnicas y drogas
anestésicas han sido espectaculares en las últimas décadas; sobre varias
de estas "supersticiones" o temores injustificados no voy a verter
comentarios, exceptuando el caso del deterioro cognitivo que
experimentan muchos pacientes tras una cirugía con anestesia general.

Y ello es un hecho, muchos enfermos -especialmente los de la tercera
edad (ancianos), o los que ya presentaban una demencia insipiente o
moderada- notan -o es notado por sus médicos, familiares o amigos-, que
sus facultades mentales se han deteriorado ostensiblemente tras una
operación (deterioro cognitivo postoperatorio). De momento no queda
claro, si ello es debido a la enfermedad o condición clínica que
promovió la realización del acto quirúrgico, a la agresión per se de la
operación, al efecto de los fármacos anestésicos, o simplemente a la
combinación de varios de estos factores.

En lo concerniente a los fármacos anestésicos empleados hoy en día, si
se sabe que, casi todos ellos (salvo raras excepciones) interactúan con
los receptores de acetilcolina (un neurotransmisor muy importante en las
funciones de memoria y aprendizaje), algunos de estos inhiben incluso la
síntesis de este importante neurotransmisor; por otra parte, se cree
además que, un grupo de estos fármacos (especialmente los gases
anestésicos) promueve, o acelera el depósito del Beta-Amiloide, una
proteína que de momento se cree juega un papel central en el desarrollo
de la demencia tipo Alzheimer [3].

Sobre "Demencias" debe aclararse que existes muchas variantes o
condiciones que pueden desencadenar este tipo de trastorno; la más común
es la demencia tipo Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa,
padecida por un 10% de la población mayor de 65 años, y hasta por un 50%
en aquellos que sobrepasan los 85 años; el mensaje de estas cifras en
otras palabras es que, mientras más se envejece, pues mayores son los
chances de desarrollar la enfermedad.

Otras causas frecuentes de demencia son la vascular (debido a varios
insultos o ataques cerebrales), la forma mixta (Alzheimer más Demencia
Vascular), seguida por otras menos frecuentes. Por último, debe
señalarse que en ciertas etapas la enfermedad de Alzheimer, la
sintomatología es fluctuante, no obstante, este es un trastorno que
hasta hoy es irremediablemente progresivo (sin entrar a hablar sobre el
tema de la famosa vacuna).

Después de estas breves y necesarias aclaraciones, podemos entonces ir
de lleno a lo que públicamente todos conocemos sobre la "historia
clínica" del comandante: se trata de un individuo de 80 años, que por
largo tiempo fue fumador, y de quien se ha especulado ha sufrido varios
ataques cerebrales. En los últimos años, son evidentes en él signos de
una demencia de comienzo insipiente (Alzheimer, o demencia mixta ¿?). A
mediados del año pasado sufre un padecimiento intestinal, que le obliga
a ser sometido a varias intervenciones quirúrgicas, se supone que la
última operación seria, dentro de toda esta serie de intervenciones,
haya tenido lugar en algún momento del año pasado.

REALIDADES: Tanto el pueblo de Cuba, como el resto del mundo desconoce
los pormenores de las dolencias de Fidel Castro, así como la naturaleza
del tipo de intervenciones a que fue sometido. Se comenta que se le
puede haber practicado una derivación intestinal externa de manera
permanente, si esto es cierto, pues ya ha transcurrido tiempo suficiente
para una adecuada recuperación de su condición física, luego entonces,
¿qué le impide a este irremediable narcisista apoderarse de un micrófono
para dar sus habituales peroratas rodeado de su añorado público?

Un paciente con una colostomía o una ileostomía puede disfrutar de
casi todas sus actividades habituales, y de una vida plenamente activa
si no presenta complicaciones.
ESPECULACIONES: Es muy posible que al anciano dictador se le haya
acentuado su cuadro demencial después de varias intervenciones
quirúrgicas realizadas bajo anestesia general; bajo esas circunstancias,
él ya no está en condiciones de sostener diálogos extensos, ni
regularmente coherentes; en esta última entrevista (obviamente editada),
se pueden ver algunas incoherencias, trastornos del lenguaje, y a un
Fidel Castro que se ve obligado a auxiliarse de notas para proseguir con
sus comentarios.

Como se señalaba anteriormente, la demencia Alzheimer tiene un curso
fluctuante en sus primeras etapas, o sea, el comandante puede quizá aún
"por momentos" conectarse un poquito mejor con la realidad, sacar a
flote ciertos recuerdos y construir de forma aceptable un par de frases,
aparentando que es un individuo normal, pero el resto de todo lo demás
que pueda decir es pura paja, dicho en una manera más resumida, a estas
alturas, es altamente probable, que el comandante sea una especie de
"chiflado intermitente".

Creo que Montaner no está para nada descaminado cuando afirma que Castro
en estos momentos "ni gobierna ni deja gobernar". Lo interesante aquí es
que, Fidel Castro puede ser aún consciente de que la memoria le falla,
de que trastabillea, o que la lengua se le enreda, pero con todo y como
buen narcisista y tirano que es, eso no le impide que él siga
sintiéndose aún el amo y señor de Cuba, y que por ello, haya continuado
apareciendo en público, o por la televisión, para desplayarse hasta el
momento de su "crisis intestinal".

Lo que muy probable le frena ahora para salir en público es el pudor, y
sus complejos, no la locura. En lo que su cabeza aún alcanza a razonar,
el dictador no concibe, que él (un "titán de testosterona") tenga que
andar cargando con una bolsita plástica adosada al intestino; en el
supuesto caso de que eso sea cierto, eso es algo incompatible con la
cultura machista de nuestras repúblicas bananeras, un golpe muy duro
para su ego.

El tirano sabe también, que el choteo en torno a su situación es masivo
en algunos sitios como en Miami, en algunos medios ya se comenta que el
comandante es un "caído glorioso".....caído glorioso, en medio de una
monumental diarrea, en fin, él se siente derrotado y desmoralizado; a la
postre no le venció la oposición, ni el imperio, sino una simple
cagalera; que final tan indigno para un "César". La burla se la tiene
bien merecida, pues deriva de su obra devastadora; en contraste, creo
que nadie se burlaría del Parkinson de Muhammad Ali, o de los
sufrimientos vida y obra de Mahatma Gandhi.

En lo que concierne al resto de la Nomenklatura inmovilista, bien poco
les importa a ellos si Fidel carga o no una bolsita en el costado, ellos
lo necesitan vivo, pero coherente, y por infortunio para ellos, Fidel
Castro ya parece estarse retirando lenta pero irreversiblemente del
mundo de los cuerdos.

Así, ellos intentarán esconderlo hasta donde convenga y puedan, no vaya
a ser que el comandante diga algo sumamente inconveniente en público,
que delate su verdadera condición o estado mental, ello sería una
catástrofe; en resumen, que el se esconderá por pudor, más sus lacayos
intentarán esconderlo por una cuestión de estrategia. Así que nada de
entrevistas con reporteros extranjeros (no manipulables) que lancen
preguntas impertinentes o íntimas, así como tampoco nada de apariciones
en público abierto o programas en vivo, no vaya a ser que el tiranuelo
termine su diatriba con la frase de ¡CACA DURA, O MUERTE!, o haciendo
comentarios tales como, "siempre fui un liberal convencido".

Por otra parte, la situación debe ser terrorífica para los personeros
del régimen, pues ellos se percatan de que el "máximo líder" desvaría, y
lo peor es que, en medio de esa locura intermitente, ellos no pueden
discernir con claridad cuando están en presencia del Fidel más cuerdo, y
cuando en frente de uno más orate; el comandante puede estar
conceptualmente fuera de combate, pero aún es un loco peligroso, con la
autoridad y los medios para arrancarle la cabeza a cualquiera de ellos
si se pasan de la raya. Todo esto deriva en una situación de parálisis.

A los ojos de los cubanos y del mundo, la revolución cubana -que es
Fidel Castro- debe parecer robusta; por eso los "maquillajes" y las
manipulaciones. Los personeros del régimen tienen claro, que cuando el
comandante tiene un dolor de barriga, pues la revolución tiene diarrea.
No obstante, la realidad es cruda, para muchos ya va resultando obvio
que, Fidel Castro vive, pero que el "comandante en jefe" se ha desecho
entre las deposiciones líquidas y los vapores de la anestesia. El
"máximo líder" es ahora un individuo en cautiverio, prisionero de sus
delirios y restringido por su narcisismo.

Han sido muchos los que se aventuraron a predecir el posible final de
Fidel Castro; el que parecía estar más acertado era Noriega cuando dijo
que éste no moriría peleando, sino hablando. El comentario se derivó por
las palabras del dictador, cuando se produjo la captura del otrora
presidente Saddam Hussein, devenido en topo por obra y gracia de los
"misiles inteligentes" de la USAF. Al final creo que todos nos
equivocamos; parece ser que el comandante no va a morirse ni siquiera
hablando, sino haciendo otra cosa, y mal.

* Alejandro Tellería Díaz, MD, PhD
Neurólogo con entrenamiento en Anestesia y Cuidados Intensivos
KAI. Klinikum der Friedrich Schiller Universitaet Jena
Deutschland
atelleria@lycos.com

Referencias:
1) web/article.asp?artID=8584
2) web/article.asp?artID=3700
3) Fodale V, Quattrone D, Trecroci C, Caminiti V, Santamaria LB.
Alzheimer's disease and anaesthesia: implications for the central
cholinergic system. Br J Anaesth. 2006;97(4):445-52.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10418

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