Monday, June 18, 2007

EL TEMA CUBANO Y LA IMPARCIALIDAD

EL TEMA CUBANO Y LA IMPARCIALIDAD
2007-06-17.
Osvaldo Alfonso Valdés, Ex Prisionero de Conciencia de la Causa de los
75 y Analista Político de Misceláneas de Cuba

La lectura del informe presentado por la relatora para Cuba ante la 5ta
sesión del Consejo de Derechos Humanos, Christine Chanet, muestra, por
un lado, como quienes pretende hacer críticas al Gobierno cubano,
queriendo mostrase imparciales, caen en repetir en ciertos puntos la
propaganda del mismo régimen

En dicho informe, en el que aparecen los señalamientos sobre las
violaciones de derechos humanos en la isla, incluyendo listado de presos
de conciencia y referencias a casos concretos, no se deja sin embargo de
repetir ciertas falsedades difundidas por la propia dictadura. Se
afirma, por ejemplo, que el llamado "bloqueo" es causante en gran medida
de la grave situación de miseria en la que vive el pueblo cubano y se
elogia el acceso de los ciudadanos a la salud pública, la educación
dejándose de señalar que estos están muy lejos de ser con la calidad y
la igualdad para todos que la dictadura proclama.

En otra parte del informe se afirma que "La tensión extrema entre Cuba y
EE.UU. crea un clima poco propicio para el desarrollo de las libertades
de expresión y de reunión". Tal planteamiento va en la misma línea de
las afirmaciones del Gobierno cubano, el cual justifica la falta de
libertades con lo que ellos llaman la "agresión permanente que sufre la
revolución desde Estados Unidos". En realidad, muchos pudieran recibir
el mensaje de que, las numerosas violaciones que el informe condena son
difíciles de superar, no por la negativa del régimen a respetar los
derechos fundamentales por conservar el poder, si no a que el diferendo
con EE.UU. lo obstaculiza.

Sin embargo, lo que prueba que la responsabilidad real sobre tal
situación interna en Cuba recae en el régimen castrista, la tenemos en
la reacción del embajador cubano en el Consejo, donde llego a pedir la
renuncia la de la relatora Chanet y califica el informe de farsa.

Por otra parte, al ver la reacción del canciller español Miguel Ángel
Moratinos, en una sesión del parlamento de ese país donde fue
interpelado por el diputado del Partido Popular Gustavo de Aristegui,
éste, defendiendo la posición de su Gobierno ante la tiranía castrista,
y luego de justificar la política de acercamiento con el Gobierno
cubano, afirma: "No es en Washington donde se decide el destino de Cuba,
es en la isla y entre cubanos."

Con lo dicho en este tópico por el señor Moratinos estamos plenamente de
acuerdo, pero olvida decir con la misma transparencia, que será en la
Isla cuando la dictadura deje de reprimir, encarcelar y criminalizar el
ejercicio de las libertades políticas. ¿Entre que cubanos se refiere el
canciller de España, entre los del régimen con los que su Gobierno
negocia, o también con esos que el se negó a recibir y tampoco toma en
cuenta sus planteamientos cuando promueve eliminar las presiones a la
tiranía que no cesa de violar los derechos humanos?

No caben dudas, que aún el tema cubano sigue abordándose por buena parte
de la comunidad internacional en el marco del diferendo entre el régimen
y los EE.UU. De ahí que incluso la propia política europea se quiera
presentar a veces como una alternativa a la norteamericana, argumentando
que la primera no funciona, obviándose que las relaciones entre Cuba y
EE.UU. está marcada por elementos históricos, geográficos e incluso
sociales que no concurren en el caso de las relaciones con Europa, ni
incluso en el caso de la propia España.

En las relaciones de la comunidad internacional ante las dictaduras como
la cubana, no se puede medir el resultado de políticas de presión por el
hecho de que el régimen aún perdure, si no por el hecho de si se le
ayuda a mantenerse o no. Aquí no es objetivamente válido el argumento de
que la política norteamericana le da justificaciones al Gobierno
totalitario. Las dictaduras no se sostienen sobre las justificaciones
externas; si las tiene las utiliza, pero su aparato represivo, su
intolerancia, su naturaleza antidemocrática está en la propia raíz del
sistema que es incompatible con las libertades.

¿Se justificarían los regímenes militares en América Latina y las
violaciones de derechos humanos que cometieron, por el hecho de que se
vivía en plena Guerra Fría y el continente estaba plagado de subversión
"revolucionaria" con tendencia marxista? Por supuesto que para un
demócrata no sería ni aún así justificable. ¿Por qué entonces otra
postura ante los crímenes del castrismo?

El pueblo cubano tiene derechos a los derechos. La falta de libertad de
millones de personas no puede justificarse con ningún pretexto externo,
y eso deberían asumirlo los políticos de las democracias e instituciones
internacionales al abordar el tema cubano. No hay otro modo imparcial
para ayudar desde la comunidad internacional al pueblo de Cuba.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10500

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