Wednesday, June 06, 2007

El pedazo de papel más importante

HISTORIA
El pedazo de papel más importante

Tania Díaz Castro

LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - El pasado 3 de junio, en el
periódico Tribuna de La Habana, se publicó la breve carta que Fidel
Castro enviara a la guerrillera Celia Sánchez Manduley el 5 de junio de
1958, donde expresa: "Celia: Al ver los cohetes que tiraron en casa de
Mario, me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que
están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra
más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy
cuenta que ese va a ser mi destino verdadero".

Y echó la guerra. Era y es todavía, aún enfermo en cama, su objetivo
fundamental. Demasiado enfrascado ha estado en echar esa guerra.
Lástima, porque los americanos, ni barato ni caro han pagado en casi
medio siglo. Todo lo contrario. El que ha pagado caro es el pueblo de
Cuba. ¿No repiten cada día el régimen castrista los daños y el
sufrimiento causados por el bloqueo y la aplicación extraterritorial de
las leyes estadounidenses?

Hagamos un poco de historia. Las bombas que cayeron en la casa del
mencionado Mario eran norteamericanas, es cierto, pero fueron lanzadas
por el ejército de Fulgencio Batista y no fueron vendidas a él, sino en
1950, por acuerdo con el presidente electo Carlos Prío Socarrás.

El 9 de enero de 1958 Estados Unidos inicia el embargo de la venta de
armas. Batista se quejó públicamente ante el embajador Earl T. Smith,
alegando que "una neutralidad norteamericana favorecería a los
terroristas rebeldes". El 13 de marzo, tres meses antes de redactada la
nota de Castro, estaba suspendido el acuerdo de la venta y es Inglaterra
quien suministra aviones caza a la tiranía.

El 26 de junio, días después de anunciada la futura guerra contra los
americanos, las tropas de Raúl Castro secuestran a diez norteamericanos
en la zona de Moa y los primeros días de julio a seis empleados de la
United Fruit. Estos hechos fueron calificados de chantaje por John
Foster Dulles, para que Estados Unidos cooperara con los rebeldes. Tres
meses después, el 21 de octubre, secuestran un avión DC-3 rumbo a
Florida, para ser desviado a la Sierra Maestra.

¿Tenía sentido en aquellos momentos pensar en una guerra contra los
norteamericanos, si además sabemos que el 17 de diciembre el propio
embajador de Estados Unidos, Earl Smith, le pide a Batista a nombre del
Departamento de Estado que abandone el poder para evitar más
derramamiento de sangre?

Es de todos conocido que el 29 de ese mismo mes el general Tabernilla
propone al señor Smith una junta militar sin Batista. La oferta es
rechazada. Batista huye el 31 y el 7 de enero, un día antes de llegar
Fidel Castro a La Habana, Estados Unidos ya había reconocido al nuevo
gobierno de los rebeldes.

Tengamos en cuenta que en fecha tan temprana como el 13 de enero de
1959, el senador norteamericano Wayne Morse criticó acertadamente las
ejecuciones perpetradas por el nuevo régimen y que, al correr de los
años, alcanzaría la increíble cifra de 5 mil 621 cubanos muertos en el
paredón de fusilamientos.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/jun07/06a3.htm

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