Wednesday, June 06, 2007

AVALANCHA A LA VISTA

AVALANCHA A LA VISTA
2007-06-06.
Juan Carlos Linares Balmaseda, Periodista Independiente

5 de junio de 2007. La Habana–. Buena parte de las calamidades de Omar
Alejandro González Rivera le pueden sobrevenir a cualquier prójimo. Lo
trascendente es el contexto que acorrala a este señor de 40 años,
casado, con una hija de 11 y otra de 1 año.

Omar Alejandro es opositor al fidelismo. La vivienda donde él reside,
que dicho sea de paso pertenece a su cónyuge, está enclavada al lado de
una peligrosa colina. Hace dos años torrenciales lluvias de un ciclón
tropical provocaron una avalancha de tierra, demoliendo parte de la
cocina, un cuarto de útiles cimentado en el patio trasero y otras
propiedades del patrimonio familiar.

Con el paso del tiempo la colina sigue ahí perennemente amenazante,
empinada como un edificio de tres plantas y los destrozos antes causados
a la morada de Omar Alejandro y familia perduran también, agregando
otros mayores recientemente.

A finales del pasado mes de mayo un mal tiempo desencadenó otro
desprendimiento y echó abajo casi por completo una de las paredes
laterales de la casa. Gracias a la suerte o a un destello divino
pudieron encontrar los medios para apuntalar el techo, evitando se
fracturara el hormigón armado y se incrementara el peligro sobre los
moradores de la fachada marcada con el número 37 en 3ra avenida entre
las calles 1 y 2 en el municipio Manzanillo.

Miguel Alejandro es oriundo de Ciudad de la Habana. Por amor se juntó
con una manzanillera y fue a vivir a la oriental provincia de Granma.
Una vez intentó convivir con la mujer e hijas en el municipio Habana
Vieja, su anterior domicilio. El inconveniente vino porque las leyes
municipales limitan el crecimiento poblacional en ese orbe capitalino
que tiene categorías de Casco Histórico, Patrimonio de la Humanidad,
Zona de Alta significación Turística e Histórica y como si fuese poco
densamente poblado. Una severa multa forzó a que la familia en pleno
retrocediera hacia Manzanillo.

Más, lo trascendental del contexto no es la colina, ni las avalancha de
tierra, ni los daños colaterales, ni siquiera las evasivas emitidas por
una comisión gubernamental de inspectores que evaluaron los destrozos
(36 metros cuadrados de derrumbe), quienes testimoniaron que
económicamente el municipio prescindía de recursos materiales para
asignarle a precios módicos, sino en el argumento oficial que uno de la
policía política emitió: "los contrarrevolucionarios pierden todos los
derechos a las asignaciones".

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10386

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