Thursday, June 07, 2007

Amor, miedo, traición y locura

SOCIEDAD
Amor, miedo, traición y locura

Yosvani Anzardo Hernández, Jóvenes sin Cesnsura

HOLGUÍN, Cuba, junio (www.cubanet.org) - El amor es la enfermedad del
alma que sana al cuerpo, aunque lo colma de heridas. Digo yo lo que
pienso porque sentir lo que digo es sin dudas la mejor manera de
respetar a todos y sobre todo a mi mismo.

Pero, como hay tantas definiciones del amor como plumas enamoradas han
existido, pues no intentaré hacer una nueva descripción, si nueva es una
palabra posible en este caso, de un sentimiento tan fuerte como la
necesidad que lo crea y tan agradablemente peligroso como la
vulnerabilidad de la que nos enviste.

En otras palabras, y hablando desde mi posición de género, el hombre
enamorado es más predecible y sobre todo más peligroso para sí mismo que
una bomba de tiempo. Y sobre el tiempo, o en mejor término, navegando a
través de él, es como pienso ilustrar al amor por medio de los
enamorados, pues no hay mejores experiencias que las ajenas, sean
ficticias o no, pues de cualquier forma, por ser humanas, nos sirven igual.

Sobre el amor tipo Romeo y Julieta no tengo nada que agregar después de
tantas centurias, salvo que como adolescentes que piensan con la corteza
cerebral y no con el cerebro en masa, el dolor es tan profundo como
superficiales sus impulsos, elemento que convierte a la muerte en opción
cuando para todos es sólo el final. Y como dice la fábula: La locura
pinchó los ojos del amor y desde entonces el amor es ciego y la locura
es su lazarillo.

Amor del bueno fue el de Hitler por Eva Braun y por ello la hizo morir
con él.

O el de la esposa de un ex ministro que hizo otro tanto con sus hijos
para igualmente evitarles un futuro incierto y sufrimientos seguros.

Y menos mortal, pero no menos intenso (la situación no era la misma),
fue el amor de Batista por su esposa, que a pesar de padecer Marta de
gigantismo, enfermedad incurable, él nunca la abandonó.

Como pan con mantequilla imaginaba Forrest Gump su amor por Jenny, y
aunque en esa relación Jenny era la resbaladiza, él nunca concibió el
pan con otra cosa.

Amor que ahoga, el de Torvaldo y Nora, ilustrado por Henrik Ibsen. El
portazo de ella dicen que estremeció a Europa.

Sobre el rapto de Elena de Troya por Paris, dicen que fue pasión. Otros,
(entre ellos yo), creen que se trató de amor.

Pese a todo, al parecer Aquiles y Patroclo se amaron. ¿Quién niega que
el talón del gran guerrero fuera su punto débil?

Zeus y Hera, promiscuo él, vengativa ella, pero siempre juntos los dos.

Y al hablar de amor es pecado no recordar a José Martí, quien sobre el
tema dijo:

Vino el amor mental; ese enfermizo,
febril, informe, falso amor primero.
Vino el amor social: ese alevoso
puñal de mango de oro oculto en flores
que donde clava infama: ese espantoso
amor de azúcar, preñado de dolores.
Vino el amor del corazón: el vago
y perfumado amor, que el alma asoma
al beso ardiente
como entraña de flor, que al alba siente.
Que viví sin amor, fuera mentira,
todo espíritu vive enamorado:
el alma joven nuevo amor suspira:
aman los viejos por haber amado.

Según la fábula, amor y locura andan juntos; amor y traición no andan de
lado, sobre todo en lo social, tan etéreo y comercial. Amor al revés es
Roma, y Roma paga a los traidores, pero los detesta.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/jun07/07a6.htm

No comments: